martes, 5 de marzo de 2013

Murder! (1930)


Un juvenil e inteligente Herbert Marshall, el desafortunado marido de Bette Davis en The Little Foxes (1941), protagoniza este film policial de un Hitchcock británico (en su tercera incursión sonora) que abre el fátum de la 5ª de Beethoven e incluye las reminiscencias surrealistas de Wagner --retrospectivamente vertiginosas (vía Bernard Herrmann), sólo buñuelescas entonces--, sustancioso ensayo del artificio que es además una combinación de drama ambientado en el mundillo del teatro, courtroom drama a la manera consagrada por 12 Angry Men (1957), y estudio no exento de humor de una sociedad resignada, indiferentemente racista a través de una figura sorpresivamente trágica recortada en el molde del Joe Christmas de Light in August (¡publicada en 1932!). Logrado realismo urbano --algo que habría que aprender a apreciar más en Hitchcock, dada la mayor facilidad para fingir la realidad de que goza la ficción escrita (no obstante la apariencia de lo contrario)-- al servicio de una reflexión idiosincráticamente hitchcockiana acerca de la vida como representación, cuya trama detectivesca (el enigmático asesinato de una actriz a manos de otra, presunta explosión pasional escenificada dentro de los límites del clásico recinto cerrado) mantendrá encandilado al espectador gracias a un arte canónico y universal.

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