sábado, 30 de marzo de 2013

Las dos Elenas (1965)

El pintor José Luis Cuevas (a quien está dedicado el relato original), Fuentes y Figueroa en el set

Previamente a su revelación en la mítica Los caifanes (1967), el notable Enrique Alvarez Félix protagonizó este corto experimental --en plena ebullición de la Nouvelle Vague-- acerca de una joven pareja enfrentada a la moral burguesa de su época y a sus propias incertidumbres íntimas. Escrita por Carlos Fuentes, la película aprovecha efectivamente la ligereza del temperamento pop (el fino contraste soundtrack/imagen y los frecuentes match cuts expresan con acierto una disociación en la sensibilidad) y describe un vano ambiente (pseudo)intelectual que no deja el menor resquicio a la honestidad individual. La dúctil fotografía de Gabriel Figueroa y la figura curvilínea y pizpireta de Julissa, hijastra del cuentista/guionista, se recortan manifiestamente; no así las presencias escurridizas del mismo Fuentes y de su colega José Donoso, a quienes el bibliófilo interesado tal vez pueda distinguir.

     

miércoles, 20 de marzo de 2013

Jamaica Inn (1939)


En una intrincada costa de las islas británicas, un perturbado aristócrata lleva a cabo elaborados ataques de navíos mercantes con la mano de obra barata de un puñado de abigarrados criminales, todos ellos uniformemente ignorantes de su verdadera situación. Hitchcock realizó este típicamente notable thriller antes de aceptar la invitación de David O. Selznick y partir hacia América a filmar Rebecca (1940); su más próximo rodaje en el Reino Unido será el de Frenzy (1972). Otro gordo extraordinario, el actor Charles Laughton, interpreta al villano hitchcockiano (principesco, suave, a veces obsesivo y otras con un margen autodestructivo, y diríase siempre ambiguo sexualmente) con gusto particular: el contrabandista que incorpora cree en su propia superioridad nobiliaria como aquel elemento que lo aparta de los demás, sus inferiores, aquellos que nunca sabrán lo que es Byron o tener un gusto exquisito en lo que a mujeres se refiere; oh, es también su aristocracia de cuna la que le da el derecho de la vida sobre todos, y nadie puede protestar su impunidad. (Su título de Juez no hace más que subrayar su parentesco cercano con el Capitán Bligh de una cierta Bounty.) Debut de la hermosa pelirroja Maureen O’Hara a los 18 años de edad y en blanco y negro de época, que Hitchcock aprovecha para hacer guiños al Dracula de Tod Browning o al Nosferatu de Murnau, a las Cumbres borrascosas de Emily Bronte en cualquier temprana versión --y a un material gótico-romántico en general de cabecera a la hora de rodar films como Under Capricorn (1949) o la tan próxima, esencial Rebecca (como Jamaica Inn, basada en una novela de Daphne Du Maurier)-- y adelantarse a las inéditas tensiones domésticas de A Streetcar Named Desire y la recreación folletinesca de Oliver Twist por David Lean. Aun el espíritu de los piratas de Stevenson merodea esta posada maldita que el mago del suspenso habita de misteriosa ominosidad.

martes, 5 de marzo de 2013

Murder! (1930)


Un juvenil e inteligente Herbert Marshall, el desafortunado marido de Bette Davis en The Little Foxes (1941), protagoniza este film policial de un Hitchcock británico (en su tercera incursión sonora) que abre el fátum de la 5ª de Beethoven e incluye las reminiscencias surrealistas de Wagner --retrospectivamente vertiginosas (vía Bernard Herrmann), sólo buñuelescas entonces--, sustancioso ensayo del artificio que es además una combinación de drama ambientado en el mundillo del teatro, courtroom drama a la manera consagrada por 12 Angry Men (1957), y estudio no exento de humor de una sociedad resignada, indiferentemente racista a través de una figura sorpresivamente trágica recortada en el molde del Joe Christmas de Light in August (¡publicada en 1932!). Logrado realismo urbano --algo que habría que aprender a apreciar más en Hitchcock, dada la mayor facilidad para fingir la realidad de que goza la ficción escrita (no obstante la apariencia de lo contrario)-- al servicio de una reflexión idiosincráticamente hitchcockiana acerca de la vida como representación, cuya trama detectivesca (el enigmático asesinato de una actriz a manos de otra, presunta explosión pasional escenificada dentro de los límites del clásico recinto cerrado) mantendrá encandilado al espectador gracias a un arte canónico y universal.

viernes, 1 de marzo de 2013

The Sessions (2012)


Absolutamente asombrosa y sorprendente, esta admirable cinta independiente es definitivamente una de las mejores producciones realizadas el año pasado. Un reparto de verdadero lujo, dirigido con inteligencia sensitiva por Ben Lewin, se encarga de narrar una excepcional historia de la vida real: el poeta Mark O’Brien (John Hawkes) pretende redactar un artículo periodístico sobre la vida sexual de la gente minusválida como él mismo, enfrentando el obstáculo de su propia virginidad y recurriendo a la ayuda de un sacerdote nada ortodoxo (William H. Macy) y la muy especial asistencia de una terapeuta a punto de convertirse al judaísmo (Helen Hunt). Hawkes, el memorable actor de Winter’s Bone, resulta profundamente entrañable como el encantador e inspirador protagonista, y Hunt, la recordada estrella de Mad About You y ganadora de un Oscar por As Good as It Gets, no se queda atrás con una nueva nominación (ésta en el renglón secundario) que es posiblemente, como ya ha sido afirmado en otros sitios, la más importante labor dramática de su carrera. Un largometraje tierno, sobrio, cómico y trágico como la vida que, desde los veristas créditos iniciales hasta la imagen última de la fidelidad felina, permanecerá en el iluminado y grato corazón de todo espectador.