martes, 8 de mayo de 2012

Strangers on a Train (1951)


Patricia Highsmith, a diferencia de Daphne du Maurier, sólo pudo ver su afín universo siniestro de borrosas fronteras morales reinventado en esta única pieza de la filmografía de Hitchcock, adaptación barroca y singularmente visual de la primera novela de la madre de Tom Ripley --¿se imaginan A pleno sol con Cary Grant? Las palmas a Robert Walker como Bruno Anthony siempre han sido merecidas, pero casi nadie se refiere nunca al hecho de que sin la lindura atípica de Pat Hitchcock éste no sería el mismo viaje en tren… o en carrousel.