Patricia Highsmith, a diferencia de Daphne du Maurier,
sólo pudo ver su afín universo siniestro de borrosas fronteras morales
reinventado en esta única pieza de la filmografía de Hitchcock, adaptación
barroca y singularmente visual de la primera novela de la madre de Tom Ripley --¿se imaginan A pleno sol con Cary
Grant? Las palmas a Robert Walker como Bruno Anthony siempre han sido
merecidas, pero casi nadie se refiere nunca al hecho de que sin la lindura
atípica de Pat Hitchcock éste no sería el mismo viaje en tren… o en carrousel.
martes, 8 de mayo de 2012
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