Una pandilla
de trajeados forajidos hace de las suyas en la venida a menos Buenos Aires de posguerra:
un jovencito iconoclasta en busca del padre que no lo defraude (Leonardo Favio,
casi un médium simultáneo de Jimmy Dean y Sal Mineo en versión porteña), un
curtido pisaverde devoto de Gardel, un joven escritor casado y con los
sueños ya derrumbados, la mano derecha fiel y bruta, dos hermanos con el
orgullo viril puesto a prueba. Y, como el vórtice de un drama existencial, el
jefe del título (Alberto de Mendoza): carismático,
asertivo, amoral, y con un pie delante de la acción y del pensamiento. Nada
subestimable, esta figura de sombra alargada esconde los discutibles brillos de
su complejidad psicológica cual as bajo la manga. Influenciada por el
costumbrismo de Fellini (I vitelloni, Il bidone) y adelantada temática e
incluso técnicamente a Scorsese (Who’s that Knocking at My Door) o aun a
Tarantino (Reservoir Dogs), también con la participación de la insulsa Graciela
Borges pero con el genial Lalo Schifrin en insólito score nacional, esta excelente película negra nos invita a
descubrir a Fernando Ayala y el más clásico cine argentino. 4/5
martes, 17 de febrero de 2015
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