lunes, 22 de octubre de 2012

El gran calavera (1949)


Fernando Soler interpreta al personaje licencioso del título, un hombre de negocios que ha reaccionado a la muerte de su esposa bebiendo alcohol como si fuese agua y dilapidando sus millones indiscriminadamente entre los miembros de su venal familia. La vuelta a casa de su exitoso hermano, un psiquiatra que lo encontrará en serio peligro de muerte debido a la disipación en que ha volcado su empresa y ha consumido su motivación para seguir adelante, será decisiva para el nuevo rumbo que tomen los eventos. Escrita por Luis Alcoriza (quien además se hace cargo del ingrato papel de un pelmazo arribista) y dirigida por el genio de Calanda, El gran calavera es una comedia dramática sólida, si acaso algo (o bastante) esquemática o tópica, en la cual las virtudes del melodrama, aquel género accesible tan creativamente aprovechado por un Buñuel mexicano como calaverita en Día de Muertos, consiguen hacer reaccionar al espectador emocionado por el placer de la ficción.

lunes, 8 de octubre de 2012

Belle de jour (1967)


Escandalosa e infame --fue prohibida durante mucho tiempo en diversos países--, esta cinta sobre una joven dama de sociedad que ejerce la prostitución clandestina es Buñuel en estado de refinación. La realidad del sueño y la realidad objetiva confunden sus fronteras y se mezclan dentro de una ficción envolvente, que marca la sensibilidad con el fuego lento de sus imágenes (algunas tan chocantes como las que muestran los instintos sexuales masoquistas de la protagonista) y su carácter sugestivo. Una inquieta obra maestra que, extrañamente, ha perdido el favor de antaño en beneficio de otras piezas del genio de Calanda, y sin embargo no ha envejecido un minuto ni deja de ser una fuente de inesperadas satisfacciones para el aficionado oportuno. Catherine Deneuve, perfecta en su rol, Michel Piccoli y Paco Rabal, buñuelianos veteranos, se distinguen entre otros actores de un relato tan hermoso como perverso y desolador.

jueves, 4 de octubre de 2012

Revolutionary Road (2008)


Toda una década después de Titanic (1997), Leonardo DiCaprio y Kate Winslet dejaron de ser Jack y Rose para estelarizar este resignado estudio de un matrimonio que se desmorona a plena luz del día, un drama realista en el cual Sam Mendes vuelve a examinar con lucidez las relaciones humanas como ya había hecho en la comedia satírica (American Beauty) y el cine gansteril (Road to Perdition). En el ambiente suburbano de la América de los cincuentas, Frank y April parecen la pareja perfecta: él es ejecutivo en una gran fábrica, ella una elegante ama de casa, y ambos tienen dos pequeños hijos; sin embargo, sus sueños largamente postergados irrumpirán como fantasmas para convertir su vida en una pesadilla. Dirigida con ironía y oportuno sentido del melodrama, Mendes permite que sus actores se explayen en escenas espectaculares consistentes en Winslet y DiCaprio intercambiando parlamentos como venenosos dardos de sinceridad y confusión conyugal, y otras en las que DiCaprio resulta tan profundamente emotivo como siempre y Winslet tan complejamente madura como en toda su etapa reciente. Además de la sensacional pareja, Kathy Bates tiene oportunidad de colaborar más prolongadamente con Kate y Leo, y la deliciosa Zoe Kazan (nieta de mi cineasta favorito) aprovecha su demasiado breve tiempo en pantalla. La partitura de Thomas Newman es, congruentemente, memorable.