viernes, 30 de diciembre de 2011

Desperate Hours (1990)


La historia de una banda criminal que se hospeda al azar en un típico hogar de clase media en la América suburbana de la posguerra fue filmada inicialmente por el maestro William Wyler y protagonizada por Humphrey Bogart en 1955. Esta segunda producción, también escrita por el autor de la novela y el drama teatral, fue dirigida por Michael Cimino después de la debacle que supuso la portentosamente poética Heaven's Gate en 1980 y su consagración al cine de culto gracias a la controvertida y genialmente violenta Year of the Dragon de 1985. Se trata, pues, de un filme especial por varios motivos. A diferencia del clásico original, exige del espectador cierta disposición del ánimo para apreciar con agudeza, si no con objetividad, lo que hay más allá de sus errores. Puedo asegurar que vale la pena, habiéndolo revisitado por primera vez después de muchos años hace algún tiempo y quedado desilusionado, y acabando ahora de darle una última oportunidad bastante gratificante. De todos modos lejos de ser la gran película que algunos aficionados imaginamos, y manteniendo un bajo nivel de calidad en cierto sentido innegable, se trata de una obra atractiva precisamente en lo que tiene de intensamente singular y ardua. Junto a escenas penosamente ridículas como la de la ejecución del personaje de David Morse, la cual en este último visionado no me pareció tal, se encuentran secuencias siempre tan prestas y fascinantes como la que introduce la narración, en la cual una sensacional, rubia, lúbrica Kelly Lynch --femme fatale injustamente olvidada donde las haya-- acude al rescate de su amante y defendido Mickey Rourke, en un rapto de pasión salvaje y suicida plasmado con la bravura y crudeza de la ficción pulp y un naturalismo ingenuo no menos genuino e inolvidable.

viernes, 16 de diciembre de 2011

The Lovely Bones



La aclamada novela de Alice Sebold fue adaptada por Peter Jackson en 2009, con Saoirse Ronan y Stanley Tucci como la pequeña protagonista y su victimario, respectivamente. Aparte de la reacción positiva con que ambos intérpretes fueron acogidos, el film constituyó un fracaso y una decepción. Se trata, empero, de un trabajo de notable emoción y belleza visual que, con todos sus defectos, merece ser visto. En la escena, el cameo del director.