La
historia anecdótica de un general de la revolución mexicana que vuelve a su
añorado terruño sirve de pretexto para el lucimiento de un Cantinflas en
aparente rol secundario; en realidad, se trata del debut, si no de su talento, de sus malabares verbales. Y aunque los títulos de crédito son interminables --al
menos en la restaurada versión española que tuve ocasión de visitar--, la trama
resulta deshilachada y tópica, y hay una prescindible secuencia de toreo “bufo”
que le restó demasiada simpatía al por otra parte muy simpático Cantinflas (que
aquí es un peón de rancho y se llama Tejón), la nacionalista cinta
gira naturalmente en torno a un importante comediante en su mejor época --la
primera, a blanco y negro--, y el espectador tiene la oportunidad de
comprobarlo a través de instantes genuinos e inimitables.
domingo, 18 de noviembre de 2012
jueves, 1 de noviembre de 2012
West Side Story (1961)
El genial George Chakiris (centro), quien interpreta a Bernardo, filmando en New York
Leonard
Bernstein y Jerome Robbins quedaron inmortalizados en estas 2 horas y media de música
y danza (en fusión absoluta) sobre la delincuencia juvenil, en verdad una
historia cinematográfica que, con el pretexto de un romance trágico inspirado
en Shakespeare cuyo telón de fondo es la rivalidad entre dos pandillas
neoyorquinas, trata de la expresión artística, del teatro coreográfico y, en
fin, de la belleza definitiva que puede lograr (como en este caso particular)
la transición de las tablas a unos rollos inflamados con maestría desbordante.
A destacar, entre tanto talento, la figura y el quehacer contundentes de George
Chakiris (justo Oscar al Mejor Actor de Reparto), y las letras subjetivas y empáticas,
idealmente complementarias, de Stephen Sondheim, los cuales realzan aún más el
vigor y plasticidad conmovedores de este sensacional espectáculo, inolvidable
ballet contemporáneo y popular que se debe apreciar al
menos una vez en esta vida.
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