El genial George Chakiris (centro), quien interpreta a Bernardo, filmando en New York
Leonard
Bernstein y Jerome Robbins quedaron inmortalizados en estas 2 horas y media de música
y danza (en fusión absoluta) sobre la delincuencia juvenil, en verdad una
historia cinematográfica que, con el pretexto de un romance trágico inspirado
en Shakespeare cuyo telón de fondo es la rivalidad entre dos pandillas
neoyorquinas, trata de la expresión artística, del teatro coreográfico y, en
fin, de la belleza definitiva que puede lograr (como en este caso particular)
la transición de las tablas a unos rollos inflamados con maestría desbordante.
A destacar, entre tanto talento, la figura y el quehacer contundentes de George
Chakiris (justo Oscar al Mejor Actor de Reparto), y las letras subjetivas y empáticas,
idealmente complementarias, de Stephen Sondheim, los cuales realzan aún más el
vigor y plasticidad conmovedores de este sensacional espectáculo, inolvidable
ballet contemporáneo y popular que se debe apreciar al
menos una vez en esta vida.
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