En este episodio (final) de la segunda serie
televisiva del Mago del Suspenso, John Gavin --esa especie de Rock Hudson menos
talentoso que tuvo la fortuna de aparecer en Psycho-- es un policía impulsivo
que acaba de matar a un viejo vagabundo por apuntarle con una botella (acabada
de robar) en la mano. Al mudarse a otro pueblo, se convertirá en víctima de un
destino tan implacable como afín a la repetición: lleva a su rubia novia y se
hospeda con ella en un apartado motel de extrañísimo propietario, mientras que
encuentra trabajo en la comisaría de Richard Jaeckel, un tipo mayor con una
mujer algo liviana que semeja un doppelgänger de la suya propia... Las escenas,
orquestadas por el ya notable William Friedkin, llevan la huella inevitable de
Bernard Herrmann a los oídos. Por supuesto, el guión tenía que ser de Robert
Bloch. 2.5/5
"Sam Loomis"