Con maestría
rigurosa, Leopoldo Torre Nilsson traza los indiscernibles límites de la
corrupción política en la Argentina de la primera mitad del S. XX, a través de
un retrato familiar: en el seno de la oligarquía, Mariano Braceras (Arturo García Buhr) se
erige como el victorioso y venerable protector del pueblo, asesinando sin
piedad a quien se le oponga (o insinúe oponérsele); su nieto Adolfo (Leonardo
Favio), de quien es también secretamente verdugo, parece ser el único que lo
conoce o quiere conocer toda la verdad; y el matón de confianza del líder
(Lautaro Murúa), el único amigo verdadero que Adolfo parece tener, trata al
viejo con la devoción de un perro, hasta que… Una trama de relaciones y
conflictos --basada en la novela de la guionista Beatriz Guido-- muy acabada en su ajustada duración (poco más de 1 h 20 m), con la fotografía a
lo Gregg Toland (mejor utilizada, eso sí, en la gótica y superior La casa del
ángel) y el montaje poderosamente dramático ya característico de uno de los
grandes de la cinematografía hispanoamericana de todos los tiempos. Ni siquiera
la presencia insípida de Graciela Borges en rol de cierta sustancia es capaz de
arruinar un título recomendable. 4/5
domingo, 7 de junio de 2015
Fin de fiesta (1960)
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