lunes, 28 de enero de 2013

Angélica/ Un día de lluvia (1952)


Un ejemplo oportuno de la riqueza del melodrama sofisticado y sus posibilidades artísticas es este magnífico filme de género rodado en México y estelarizado por una suprema Irasema Dilián, la protagonista de las Cumbres borrascosas de Buñuel. Ésta interpreta naturalmente a la angélica muchacha del título, una cabaretera --ojo al desgarramiento fatal y fundamental de la identidad femenina, la expresión de cuyo eufemismo sabe abismar la fisura-- víctima de las circunstancias típicas del noir que se prenda de un apuesto y sensible piloto (Carlos Navarro), idealista y más que cegado por las ambiciones del amor. Sublime dirección, estupendo guión (original del marido de Dilián, Dino Maiuri), secundarios aventajados (Andrés Soler como el agudo policía tras la pista del despreciable Ramón Gay) y un sorprendente, audaz trabajo de cámara y sonido que hace descubrimientos por doquier son solamente algunas de las virtudes de este cautivante e inteligente entretenimiento, que recomiendo encarecidamente a mis lectores afectos al folletín de veras trascendente.

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