¿Recuerda,
estimado lector, a aquel niñito monísimo que provocaba el espanto de las pobres jirafas y la rabia de unos monos ceñudos en el zoológico? ¿Ha olvidado, acaso,
la reacción virulenta y afiebrada de aquel mismo niño camino a la iglesia,
acompañado por sus padres Gregory Peck y Lee Remick? El film que consagró la
popularidad de la cifra más infame en la numerología, es una
secuencia casi ininterrumpida de escenas inolvidables, por supuesto. The Omen
llevó a un nivel superior la propuesta estilística de Roman Polanski en
Rosemary’s Baby (1968): la paranoia se aproxima, es ya, en la cinta dirigida por Richard
Donner tan absolutamente y de manera unívocamente peligrosa a una lúcida clarividencia,
que podría decirse el cuchillo
de cocina ha pasado de las manos de Rosemary a las nuestras.
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