domingo, 29 de julio de 2012

Subida al cielo (1952)


Durante su mejor período, aquél hablado en su propio idioma con acento mexicano, Buñuel no sólo hizo Los olvidados o Él, sino que también creó películas en apariencia menores como El río y la muerte y (acaso) La hija del engaño, e incluso otras en donde la anécdota es lo que cuenta y el surrealismo es más difuso sin dejar de existir. Una de éstas, la cual nos ocupa, describe una situación familiar límite en un pueblo de pobres granjeros: la anciana madre agoniza, y sus hijos mayores ya se están disputando los bienes que ella tiene reservados a su pequeño hermano menor, para quien aspira una vida profesional, ajena al analfabetismo y la miseria. El tercero de los hijos, un muchacho de buena voluntad que acaba de casarse, intentará ayudar a la anciana en su objetivo, pero el necesario viaje en ómnibus encontrará muchos obstáculos y paradas, en particular ante las curvas peligrosas de Lilia Prado, más arriesgadas que ninguna de la subida montañosa del título.


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