El más exitoso de los experimentos vanguardistas
elaborados por Brian De Palma al principio de su carrera, este film de corte
satírico-policial cruzado con una cierta vocación metalingüística que le otorga
un sabor muy libertario, sigue las desventuras --típicas en la filmografía del
joven De Palma, como habrá constatado el lector, y un tema que alcanza títulos
tan posteriores como The Black Dahlia (2006)-- de unas jóvenes modelos que caen en la
telaraña de un fotógrafo o cineasta voyeur, misógino y asesino en serie. A
destacar como lo mejor el punto de vista narrativo, que en oposición a la
conocida técnica del plano dividido por distintas perspectivas visuales
consagrada por el autor de Phantom of the Paradise, vuelve sobre un mismo hecho
crucial desde diferentes puntos de vista de la realidad ficticia una y otra
vez, a la Rashomon, prolongando el metraje y profundizando racionalmente en su
naturaleza enrevesada y lúdica. Se trata, pues, de un disparate sumamente
lógico en su frenético surrealismo y absolutamente satisfactorio en su
progresión, toda una joyita a descubrir del también
realizador de Carrie y Scarface. No podemos dejar de mencionar el debut de William
Finley, quien además tiene a su cargo la interpretación vocal de la grotesca e irresistiblemente jocunda
canción homónima de este artefacto delirante (que recomiendo vean gratis en YouTube, y no como el extra de una demasiado lucrativa colección
de DVDs).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario