lunes, 6 de febrero de 2012

Spider-Man (2002)


El primer episodio de la trilogía dirigida por Sam Raimi muestra a James Franco en su primera aparición cinematográfica mundialmente reconocida, inmediatamente después de haber protagonizado la televisiva James Dean (2001). De hecho, el brillante casting de Franco --quien no pudo conseguir el estelar de Spidey/Peter Parker-- en el rol de Harry Osborn me recuerda ese virtual universo paralelo en el cual los cinéfilos nostálgicos nos preguntamos qué filmes habrían ido a parar a los curricula vitae de ciertos actores fallecidos. Desde este caprichoso ángulo, es como si el propio Dean --mismo pelo rubicundo y gafas en alguna escena--, eternamente joven, encarnara al (cuándo no) atormentado, demasiado al-borde-del-precipicio adolescente, amigo del superhéroe arácnido (Tobey Maguire) e hijo angustiado del escurridizo villano de turno (Willem Dafoe). Es como un mini-East of Eden dentro de un comic book film.

   

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